El año 2020 será un año donde la sociedad y grupos civiles, académicos, empresariales y periodísticos se empiecen a concentrar en los resultados inmediatos y de corto plazo de los programas insignia nuevos de los gobiernos nacional y estatales electos en 2018. Cada uno de estos 10 gobiernos (Gobierno Federal, Ciudad de México, Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán) como es tradición, entraron con nuevos equipos, ideas y planes de trabajo.
2019 será recordado por el año donde se definió el diseño operativo, el personal a cargo y los recursos económicos destinados a programas como Jóvenes Construyendo el Futuro o la Guardia Nacional, a nivel federal; Puntos de Innovación, Libertad, Arte, Educación y Saberes (PILARES), en la Ciudad de México; Médico 24/7, en Yucatán; Recrea, Educación para Refundar 2040, en Jalisco; entre otras acciones prioritarias orientadas a resolver problemas públicos.
No obstante, la cadena de resultados de un programa se compone no solo de insumos adquiridos, actividades realizadas y de servicios entregados, sino también de resultados inmediatos para la población beneficiaria, así como resultados que permanezcan a corto y mediano plazo y reflejen impacto sostenido a largo plazo en las condiciones de vida de las personas. Estos resultados tienden a verse durante el primer año o después de este, una vez que se consolida la operación del programa. Incluso tienden a no verse físicamente sino a través de datos e indicadores oficiales, hallazgos de informes o evaluaciones, sujetos a debate recurrente en la opinión pública.
La parte de rendir cuentas resultados de los programas insignia ha sido y será un gran reto en 2020 para todo gobierno nuevo y para la población en general, pues conlleva generar evidencia con metodologías precisas y comprensible para audiencias diversas sobre qué beneficios netos producen y con qué recursos públicos. Al respecto de los nuevos gobiernos, actualmente estos reportan información base de sus programas como las metas y los objetivos, así como indicadores de resultados en sus portales de transparencia local y nacional. Asimismo, la mayoría de estos aplicó o tiene pensado aplicar evaluaciones de diseño, procesos, desempeño, consistencia y resultados o impacto a una muestra de sus programas[1].
Aún cuando hay información base de los programas insignia, otro reto de mayor relevancia en 2020 para estos nuevos gobiernos mexicanos y en general para el resto, será el de compensar aquellos resultados que estén evidenciando en cada programa con la percepción subjetiva de las personas y de la sociedad en colectivo sobre los problemas públicos que cada uno pretende resolver[2]. Esto implicará escuchar asertivamente y atender las críticas y propuestas surgidas en protestas sociales al tiempo que surjan, a efecto de evitar que escalen a conflictos más estructurales, como ha sucedido en varios países latinoamericanos este año.
Finalmente, a medida que evolucionan las problemáticas sociales y aspiraciones de vida de la sociedad, en ese sentido debe ser exigible que los programas insignia y tradicionales de los nuevos gobiernos en México evolucionen, si es que realmente quieren dar resultados y dejar una insignia en la calidad de vida de las personas.

[1] Puede consultarse el sitio https://www.plataformadetransparencia.org.mx/ o el portal de transparencia fiscal y presupuestaria de cada gobierno.
[2] El estudio “Calidad de Vida: Más allá de los hechos” del Banco Interamericano de Desarrollo publicado en 2008 profundiza sobre diferencias de percepciones de grupos sociales latinoamericanos ante problemáticas sociales medidas por indicadores objetivos.
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